¿Cómo funciona un reloj mecánico?
El movimiento mecánico está en el origen mismo de la industria relojera. Inventado a mediados del siglo XV, este sistema tiene la ventaja de disponer de una energía infinita. A diferencia del cuarzo, no es necesaria una pila para hacer funcionar estos tocantes de primera generación.
El funcionamiento del reloj mecánico
Estos relojes de mecánica compleja son accionados por cinco elementos esenciales para su buen funcionamiento. El principio consiste en proporcionar una fuente de energía capaz de activar un mecanismo que facilitará la rotación de las ruedas.
El motor: es el corazón del armazón, porque animará el muelle que lo compone. Tensado, se relajará progresivamente, lo que impulsará a los demás elementos y permitirá activarlos.
La transmisión: se compone de varias marchas que se activan gracias a la energía suministrada por el muelle.
El escape: Regulará la energía liberada para evitar que se propague demasiado rápido.
El volante: de aquí procede el famoso "tic tac" del reloj mecánico. Gracias al movimiento del volante, se asegura la circulación espasmódica y regular de las agujas.
La pantalla: está compuesta por la esfera y las agujas, lo que favorece la indicación visual de la hora.
Para la seguridad de la montura, la caja englobará estos cinco elementos y el brazalete permitirá colocarlo alrededor de la muñeca de su anfitrión.
Reloj de cuerda manual
Un reloj mecánico necesita que se le dé cuerda para funcionar correctamente. Mediante una corona, se da cuerda manualmente al mecanismo hasta que se bloquea el movimiento. Una vez liberado, el mecanismo vuelve a ponerse en marcha en sentido contrario gracias al muelle.
Por término medio, un reloj mecánico tiene una autonomía de cuarenta horas, aunque algunos modelos pueden ofrecer una reserva mucho mayor.
Por lo tanto, es aconsejable dar cuerda a este tipo de reloj todos los días para garantizar el buen estado del movimiento. En efecto, sólo durante las primeras horas este tipo de modelo es realmente preciso. Más allá, puede desajustarse progresivamente.
Para remediar este problema de fiabilidad nacieron los modelos de reloj automático. Las marcas de relojes como los de Beaubleu se dan cuerda de forma autónoma mediante el movimiento de la muñeca cuando el propietario los lleva a diario.
Para los entusiastas de la relojería, los relojes manuales y automáticos son una inversión para toda la vida.